Un lugar abierto en el que se pueden hacer cosas. Así de sencilla es la definición de lo que ocurre -y de lo que puede ocurrir- en el número 105 de la calle San Francisco de Santa Cruz de Tenerife. En el penúltimo día del Glocal Camp, trasladamos nuestro epicentro de trabajo hasta el Espacio 105.
Las Islas Canarias recibieron el último año unos 17 millones de turistas. “Este es un laboratorio perfecto para construir proyectos alternativos al turismo de masas”, apunta Manuel. “El ecoturismo es algo muy minoritario aunque ahora empiezan a desarrollarse algunas ideas muy interesantes en la isla”, explica Shanti. Precisamente uno de estos proyectos emergentes es la Asociación Atlas (Alternative Travel Local Association).
Glocal Camp, Civic Innovation School and Project Governance son los grupos de trabajo de hoy. De forma paralela, Pascual y Alfonso son los encargados de dinamizar el taller sobre CivicTech celebrado en Atlas. Es Alfonso, programador, arquitecto y miembro del colectivo Montera34 el que responde a estas preguntas:
Entrevistamos a Adolfo Chautón, geógrafo urbanista, facilitador de innovación social e investigador dentro de CivicWise sobre economía cívica. Empieza con una definición:
Jornada de trabajo interno. Por la mañana, se planificaron los talleres de la semana y arrancaron tres de ellos: Gobernanza, CivictechLab y CommoningLab.
Por la tarde, la sala de coworking de Atlas -la asociación de la calle Anzofé, en el corazón de La Isleta, que acoge esta edición del Glocal Camp 2018- ha sido el lugar donde se ha producido la conexión vía hangout con otros nodos de la red. “Tenemos que lograr una presencialidad a través de lo digital”, reflexionaba Mario, desde Alicante.
El Glocal Camp 2018 empieza a contraprogramarse de manera irremediable. Hoy por la mañana se celebran de forma simultánea dos encuentros: BarriosLAB y HabitatLAB. El primero se centra en la puesta en común de proyectos e iniciativas locales que trabajen la activación del territorio a escalas de barrio o similares. Entre ellos, Mestura Puerto (Fasebase), Islario (Panic Studio), ambos proyectos locales de CivicWise; Activa Orriols, Sembra Orriols, Factoría Cívica y Xarxa Oberta (Carpe), desde València, y Ovestlab, desde Módena.
“Desde la península se tiene otra imagen de las islas: no se conoce ni valora el patrimonio natural y arquitectónico que tenemos”, lamenta María. Ella es técnica de participación de un pueblo del sur de Gran Canaria. Su marido es profesor y trabaja en el norte. “Todas las mañanas los dos salimos de casa vestidos como si nos fuéramos a trabajar a países distintos”, bromea. Un ejemplo de los contrastes de la isla.
Las escamas de los pejines desprendían un color plateado con el reflejo del sol. Cuando los pescadores extendían la mercancía en la playa, el barrio relucía. De ahí toma su nombre La Hoya de la Plata, uno de los barrios marineros más pintorescos de la isla de Gran Canaria. Sus calles se llaman Estrella de Mar, Cangrejo, Boquerón o Salmón, y algunos de sus vecinos todavía recuerdan que un maremoto arrasó las casas costeras allá por 1953.