Jornada de trabajo interno. Por la mañana, se planificaron los talleres de la semana y arrancaron tres de ellos: Gobernanza, CivictechLab y CommoningLab.

Por la tarde, la sala de coworking de Atlas -la asociación de la calle Anzofé, en el corazón de La Isleta, que acoge esta edición del Glocal Camp 2018- ha sido el lugar donde se ha producido la conexión vía hangout con otros nodos de la red. “Tenemos que lograr una presencialidad a través de lo digital”, reflexionaba Mario, desde Alicante.

Fotografía: CivicWise

Elisa, Ciudad de México.

Desde hace varios meses estamos en contacto con la red de Argentina y México sobre temas para gestionar la red, ver las dificultades que aparezcan y poder fortalecerla y darle una estructura real. En México estuvimos en contacto gracias al curso de diseño cívico. Por las particularidades de nuestro territorio es muy complicado reunirnos todos. El Glocal es un momento para conectarnos, juntar la red y generar una identidad que nos permita poder operar.

Oscar, Ciudad de México.

Este último año hemos estado interactuando de forma muy activa. Es complicado tener reuniones extensas. Hace un año conocimos a Domenico, y fue un gran motor poder interactuar físicamente y compartir reflexiones. También entendimos las particularidades de nuestros contextos. Vinculamos todo lo que está sucediendo en CivicWise con la realidad de CDMX. Este año hemos ido fortaleciendo la red. El Glocalito, por ejemplo, se celebró en Pachuca hace unas semanas. Estamos en un proceso ahora mismo al que llegamos muy activos.

Víctor, desde Buenos Aires.

El círculo es potente. Además ha coincidido con la llegada de Doménico, en 2017. Estamos avanzando rápido, se está sumando bastante gente aunque seguimos en construcción. Hay bastantes proyectos funcionando. Ese debate sobre la globalidad se nos queda un poco lejano a veces porque hemos tenido mucha presencia física, muchos vínculos que han ayudado a fortalecer el círculo. La duda era la relación con esa globalidad. Cómo afrontarla, saber que hay gente en el otro lado con la que poder interactuar. Dudas sobre el nombre, el idioma. Nos interesa fortalecer el círculo más allá del nombre que tengamos. Nos es sencillo porque estamos conectados en la misma ciudad. A la hora de montar algo más global se complica, porque esto no es lo mismo que Europa, donde está todo más cerca y es más fácil moverse, y más barato además. Hay que ver qué pasa con el tema de la globalidad, sobre todo cuando vayan sumándose otros lugares que todavía no están.

Analía, Buenos Aires.

Hicimos un Summer Camp en Rosario, una especie de retiro de equipo, y queremos organizar otro en Córdoba. El círculo está muy próximo; quizá no sentimos tanta necesidad de conectarnos con la red internacional porque es complicado atravesar esas fronteras.

Artemi, desde Las Palmas.

Nuestra voluntad es intentar que lo que se está haciendo aquí llegue a tiempo real a cualquier parte. El Glocal es un momento en el que la red sufre un cambio; es un momento en el que varios nodos se concretan y se ponen a trabajar en las mismas cosas. Vamos entendiendo que debería ser más sostenible económicamente para poder juntar a más gente de forma presencial. En esta edición hemos conseguido cierta financiación que nos ha  bajado el precio del transporte, alojamiento, comida. Se podría trabajar para que se haga eso en varios sitios, incluso para que se celebren varios de forma simultánea, como el Glocalito. También pensamos que los talleres de este Glocal se pudieran hacer de forma paralela en otros lugares. Que no dependamos de un solo territorio: lo ideal sería que el Glocal no ocurriera en un solo territorio cada vez sino que se juntaran varios nodos para trabajar.

Me gustaría que pudiéramos hacer el Glocal Camp más glocal, y poder estar más cerca sin importar dónde se desarrolla.

En enero hicimos una quedada de Madrid a la que fuimos unas 10-12 personas de diferentes puntos de España. Las reuniones que se desarrollen dentro de la red estaría bien que se comuniquen. Que si algún círculo va a hablar, por ejemplo, de barrios, que se pueda partir de lo que ya se ha tratado en otro. Si nos fallan los mecanismos de comunicación, nos pisaremos. Hay que trabajar para que lo que se hable en cualquier parte del mundo dentro de la red, se comunique.

María, desde Las Palmas.

Sobre la cuestión de cómo conectamos las redes, un ejemplo. Yo pude ir a Puebla con un proyecto y montar un equipo allí con la gente de la red. No los conocía pero las dinámicas de trabajo eran idénticas. Eso es un punto fuerte nuestro, poder darle al cliente o a la comunidad un equipo coordinado en cualquier punto del mundo. Mario lo llama “multipertenencia”: “Es algo que afianza mucho la fortaleza que tenemos”.

Bentejui, desde Las Palmas.

Crear un formato propio es lícito y necesario. Tenemos unas particularidades en el círculo de Canarias, porque no estamos todos en la misma isla. Nos vemos relativamente poco. Hicimos un encuentro presencial fuera del Glocal, al estilo de los glocalitos de América Latina. Creo que la configuración de los equipos se debería trabajar no sobre la configuración del círculo sino sobre los proyectos; constituirse directamente sobre esos proyectos es mejor que estar decidiendo qué somos o cómo nos llamamos. Creo que a veces eso se vuelve poco productivo. Acabas conociendo mejor a la gente cuando trabajas sobre acciones concretas. Igual, cada vez que se monte un círculo, podríamos tener una especie de consultoría con otros círculos ya consolidados. Nuestras dinámicas quizá le pueden venir bien a otros.

Mario, desde Alicante

Invitaría al círculo de Argentina, a Víctor y Analía, a que organizaran un evento. Hagamos una gran quedada amplia para conectar. Algo similar está pasando en México, donde estamos conversando temas y trabajando en alianzas universitarias.

 

Fotografía: Uve Navarro | Web | Instagram

‘Play’ más libre. ‘Game’ más reglas

María y Ioana proponen un playmaking para esta tarde. La idea está inspirada en el placemaking, una práctica muy extendida ligada al “urbanismo táctico”, como explica Ioana: “Está basada en una especie de soft interventions sobre el espacio público; modifican ligeramente el mobiliario pero sin meterse a fondo en su estructura”. Los cambios se producen  en la forma de usar ese espacio. “Pensamos intervenir en el espacio a través del juego”, sigue. De ahí el nombre, playmaking. Cuando dejas de jugar, el espacio vuelve a ser lo que era. “Estamos explorando el potencial del juego (game) y del hecho de jugar, (play)”. Aunque en castellano no existen dos palabras diferentes para esto, el concepto inglés de ‘game’ supone aceptar unas reglas para poder jugar. El ‘play’, en cambio, es más libre. De esa idea parte el playmaking. Y a partir de ahí, hay que ver cómo influye esto en la modificación del espacio, “porque las prácticas pueden cambiar el uso de los espacios”. Y todo sin que haga falta mover un banco ni tocar un árbol.”Son prácticas que entran en el espacio público sin pedir permiso”.

Playmaking: desarrollo de juegos y estrategias para la toma de decisiones y creación de oportunidades en la ciudad, mediante el uso de técnicas, dinámicas y mecánicas propias del juego.

Fotografía: Uve Navarro | Web | Instagram